El islam en Europa: una frontera sin territorio
Delimitar el territorio no ha sido el único modo de trazar fronteras. Antes de que dicha medida se hiciera por así decir oficial, característica de la modernidad al asociarse a la génesis del Estado moderno (era parte de un proceso que también conllevaba más igualdad entre sujetos inicialmente desiguales: el nacionalismo fue el vínculo de unión entre ambos movimientos del mismo proceso). Antes de eso, y prescindiendo aquí de las fronteras fundacionales de la ciudad, de raíz sagrada pero teniendo también al territorio como protagonista, las diversas comunidades se han escindido a sí mismas mediante un sinfín de fronteras ideales y materiales que nada tenían que ver con el territorio pese a ser éste común a las diversas clases y grupos sociales que las integraban.
El islam, en Europa, constituye una de esas fronteras no territoriales. Es, por así decir, una especie de colonia trasladada al interior de la metrópoli. ¿Qué la hace tal, y con qué consecuencias reales y potenciales es lo que trataremos de ver a continuación?
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